domingo, 7 de octubre de 2007

El 404 había esperado todavía que el avance y el retroceso de las filas le permitiera alcanzar otra vez a Dauphine, pero cada minuto lo iba convenciendo de que era inútil, que el grupo se habia disuelto irrevocablemenete, que ya no volverian a repetirse los encuentros rutinarios, los minimos rituales, los consejos de guerra en el auto de Taunus, las caricias de Dauphine en la paz de la madrugada, las risas de los chicos jugando con sus autos, la imagen de la monja pasando cuentas del rosario.

La autopista del Sur - Julio Cortázar


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