miércoles, 31 de diciembre de 2008
divisorias de aguas
las reflexiones y los balances
son las ilusorias
divisorias de aguas que,
con festejos y alegrías
hemos dado a llamar meses, años, días...
Vanas divisorias que hemos creado
con el pretexto inútil de ordenar
este rio, que no parece cambiar
que fluye pero no desemboca, jamás, en el mar.
Inservibles nombres, ridiculas formas de la esperanza,
patéticas construcciones del orden y su ilusión,
vagas e inexactas palabras que desconocen el tiempo y sus causes,
mentiras que hemos creado los hombres para negar la continuación
como si ayer no fuera siempre hoy.
otra vez
domingo, 28 de diciembre de 2008
la novela no-ve-la realidad
el muerto de hambre al lado del muerto de angustia
el que no puede hablar al lado del que sólo habla de sí mismo
la gota de tinta ignorando la gota de sangre
la gota de sangre ignorando la gota de tinta:
el crimen que hay detrás de cada palabra
que se tendrá que tejer sola,
hilando con silencios.
Ante un niño que tiene hambre
(con hambre no hay nauseas)
chernobyl
pero deja una esencia inerradicable,
un poema cargado de violencia,
un olor enfermante,
una luz electrificada,
una zona inhabitable,
un silencio inagotable,
un grito intolerable
y un puñado de muertos
(de esos que no están
nunca en los diarios)
abajo de mi cama.
cada cual tiene su chernobyl, todos los días hay un auschwitz
domingo, 7 de diciembre de 2008
how can i go foward when i dont know which way im facing
¿qué hay adentro de todo esto,
de estas toneladas y toneladas de sangre
de carne
de piel muerta?
¿detrás de estos dedos
qué portan tinta
ridícula
tinta
en una birome idiota?
¿qué hay adelante de esta hoja
quien llora adelante de esta hoja,
mientras escribe?
¿por qué?
¿qué hay detrás de tanto pelo?
¿qué hay de cierto?
¿qué hay de legitimo?
¿qué hay de verdad?
¿qué hay que no este hecho,
inventado, prefabricado
ya escrito, ya leído,
ya nutrido, ya desnutrido
ya creado, ya destruido?
¿que hay?
una hoja en blanco
y nada
una persona en blanco
y nada
(de vuelta,
la historia,
el mito refabricado y vencido
de la hoja en blanco,
nada)
nada
nada
nada
las palabras que son relleno,
relleno sanitario
relleno como la basura
que cubre
los tachos de basura de la ciudad
como el miedo
que cubre
nuestras cabezas
el ruido
que cubre nuestros silencios
el silencio
el silencio
(todo apilado para que no haga daño)
palabras
para llenar una hoja
para llenar una persona
siempre
alfabeto estúpido,
hojas perdidas
!no
busqués
nada
porque
vas
a encontrar
todo
lo
que quedo
mientras
no buscabas
todo!
porque
todo
da
l
o
m
i
s
m
o
porque
te amo
te amo
te amo
te amo
te amo
y estoy perdido
adentro mío
y los silencios
me atacan
y necesito ahogarme
entre estas palabras
(como aquella poetiza)
porque te amo
y no entiendo
como
puedo
crear y destruir
como
puedo
querer
crear y destruir
como dios
como poeta
como escritor
con tu cuerpo
qué estúpido
mi cabeza
mi idiotez
basta
te amo te amo te amo
y nada
todo eso quiere decir nada
pero hay nadas
y nadas
y en realidad
nada de esto importa.
how can i give when i just dont know how to give?
lunes, 1 de diciembre de 2008
in the middle of the night (i call your name)
tu cuerpo atenta contra la ciudad,
contra las calles porteñas,
estúpidamente pretenciosas.
Atenta en silencio,
como una bomba
que no termina nunca de explotar
(que no empieza nunca a vestirse),
como un grito (un canto)
de amor y de paciencia,
que no terminan nunca de callar
(que no termina nunca de desvestirse)
como el olor de un poema viejo
que no termina nunca de germinar
en la cabeza de su creador,
(Que no termines nunca de desnudarte)
y todas las calles buscan tu cuerpo
para explotar,
para callar,
para germinar...
Que sigan buscando
(yo te voy a esconder en mi cuerpo,
(también) desnudo)
martes, 28 de octubre de 2008
give me some truth
y la ciudad se espanta y huye,
como un niño,
llevandose con ella toda su sintaxis
obsena y atolondrada
y nos deja solos,
hablando con los silencios.
martes, 21 de octubre de 2008
porque los monguis hacen así
a sus manos
y los encierra
-le caben en sus palmas-
y con una paciencia casi indecifrable,
los desnuda,
y los acaricia
y se los lleva a los labios
y los deja burbujear en su boca
y así, nos muestra a todos
las palabras escondidas que nunca quisimos escuchar.
lunes, 29 de septiembre de 2008
para que él sólo pudiese pronunciar su nombre,
acuchillar sus signos de puntuación
para que lo amese sin pausas,
dejar que se desangrase su pasado en una calle vieja y abandonada
y amarlo en el desenfreno del silencio,
en el vaivén inquieto del aire
pero él eligió el camino de las palabras.
jamás se dirían nada.
my mummy is dead, i cant get on my head
emparché las ventanas y los huecos
con ese silencio benditamente impuro
que son tus palabras,
ahogué la llave en tu cuerpo
y te grité despacio,
como quemando una foto,
como arrancando las paginas de un libro,
"no quiero estar más en mi cabeza"
viernes, 12 de septiembre de 2008
jueves, 11 de septiembre de 2008
es momento de romper el vidrio con el martillo
porque estamos cansados de llorar
ahora que nos desahogamos
del ahogo que nos causa vivir desahogándonos
ahora que nos morimos por que nos morimos
pero más porque estamos cansados de morirnos
en cualquier esquina
en cualquier calle
a cualquier hora
en nuestras propias manos ausentes,
en nuestras propias manos imprecavidas e inconscientes
ahora que siempre es un buen momento para volver a empezar
ahora,
¿ahora tampoco vamos nos vamos a despertar?
la saliva,
los días que no te busco,
el recorrido de mi mano en el aire,
el ruido de las monedas en el colectivo,
el aire a mañana, a mañana desnutrida,
la señora durmiendo en el banco,
su ropa, sus canciones, sus labios
sus anillos:
el vicio estúpido y desesperante de atarme a la primera idea, a la primera imagen, a la primera palabra para no morirme de soledad.
domingo, 31 de agosto de 2008
estábamos solos y desnudos
y yo en silencio le rogaba a dios.
Vos hablabas y hablabas
y no me escuchabas gritarle al viento,
implorarle que se acerque,
que se lleve tus palabras,
para que no ensangrienten más mis sabanas,
para que mi cama deje ser un cementerio
donde no se puede dormir sin soñar
en palabras disecadas y mujeres muertas.
martes, 22 de julio de 2008
me hablabas del sur:
de viajar al sur,
de respirar el sur,
de vivir el sur...
yo pensaba:
¿para qué tanta piel,
tantos huesos,
tanta carne?
para mí siempre vas a estar insuficientemente desnuda
(y yo, siempre, voy vivir para desnudarte,
luchando contra las absurdas reglas de la anatomía
que nos tienen tan lejos,
tan lejos,
tan lejos)
lo que te pasa a mí, me pasa a vos.
miércoles, 16 de julio de 2008
hojas
y en tu nombre adivino tu ausencia.
Así, te sufro en tus propios jardines
y dejo que mis cosas me miren,
como con lástima.
lunes, 14 de julio de 2008
garabateo, murmullo, hablo y grito
buscando siempre una palabra,
una palabra que me diga algo,
una palabra que, aunque sea,
intente razguñar el viento.
No hay caso:
tu imagen es impenetrable
y las únicas palabras legitimas
son las que salen de tu boca.
ahora que me tenés tan desnudo
¿por qué no hablas?
necesito que me vistas con tus palabras.
un harapo sucio de linyera, nada más.
Para poder dormir en la calle debajo de un diario viejo
y en las noches de lluvia,
empaparme de palabras y de crimenes.
miércoles, 25 de junio de 2008
palabras
y cuando las voy a usar,
las muy hijas de puta,
se esconden
y se encierran entre comillas.
las voy a cagar a trompadas así aprenden
quien manda acá.
lunes, 16 de junio de 2008
jueves, 5 de junio de 2008
martes, 20 de mayo de 2008
escuchando artaud
Las hojas amontonan los ríos.
Pobre inocencia de la sangre que no huye a la luz,
hija del sol
- muerte, muerte, muerte, muerte
muerte-
Destellos de hacedores inquebrantables,
ruidos de otras tierras.
La muerte se inunda en tu espacio,
pero tu presencia es inocua.
-Vértigo, gris-
Abismo: no sabés de las ciudades que hacen de vos un culto.
Ella duerme- ausencia omnipotente, omnipresente-
Ella duerme -dios es el diablo-
Que los sonidos traigan cementerios barrocos
¿no ven que el verano es tirano?
que pueda dormir en esas cuerdas
el niño que se desprende de mis pies.
no lo miren, gesticulo.
las pupilas, anacondas, los ojos, anacondas, los parpados, anacondas,
no son de dios. !no lo miren!
déjenlo: el lumpenismo emocional hace estragos en la tierra de las supersticiones.
supersticiones que son la espera
-amanecer amistoso, no. frio, frio, frio, frio-
No te mientas:!BASTA!
no te mientas:
lejos muere el hombre que escribe explicaciones de papel en los pétalos de su sangre.
!ah!
aunque lo sepas, no lo busques:
la paz es un tormento
y aunque El Extranjero conozca los cajones y las cuerdas de los muertos
que el mismo ha creado
nunca, nunca, podrá quemar su piel:
no son de cristal los ojos de El Volcán,
ni las pulgas de tus recuerdos son caminos inconclusos.
No te mientas: estamos perdidos.
El camino es uno solo y yo ya he visto su final... NADA.
Canciones de inocencia: !que sean de El Volcán!
!Que El Extranjero no sepa nunca más de sus fulgores!
¿Para qué?
el encierro es inminente
carne seca del pasado
carne seca del pasado
carne seca del pasado
carne seca del pasado
carne seca del pasado
!todo lo que encuentro en mis manos:
carne seca del pasado!
-sabría ser caníbal,
de mi mismo
porque mi raza es esta: carne muerte, YO.-
Yo soy mi raza.
No hay sombras ni tiempos decretados.
Sólo yo que soy la sombra y los tiempos decretados.
-El extranjero no entiende, son espejos-
Él, El Volcán,
Los Sonidos,
dios, y el diablo -ella duerme-,
son el resto.
Creen saber del despertar,
no entienden: el puente esta quebrado.
Lejos: las palabras de la infancia,
la sangre, la sangre verdadera, que podría ser mi raza.
Aquí: sólo nosotros, ahora o mañana (instante vago y eterno),
estás palabras extrañas con las que no puedo desnudarme,
palabras que no son más que vidrio:
sangra mi boca.
-chorros, chorros, chorros, chorros
chorros, chorros, chorros, chorros-
y la sangre impura
-chorros, chorros, chorros, chorros,
chorros, chorros, chorros, chorros-
Aquí no hay nadie que escriba explicaciones
de papel en los pétalos de su sangre.
No, ni siquiera eso.
La sangre aquí sólo fluye,
aunque no huye nunca a la luz.
Sangre inocente y estúpida.
Ahora (siempre) El Extranjero dice que nos vamos,
que siente el fulgor,
que las manos oscuras
y el vértigo deslumbrante son también primavera.
Idiota.
No importa: el Sol, quizás, también sea de soledades.
martes, 6 de mayo de 2008
sábado, 3 de mayo de 2008
y yo y y yo
y yo sólo quiero dejar todo
dejar mi cuerpo
que aquél se encargue
de las tediosas realidades del día a día
y un policía anota la patente de una moto
y otro toca su silbato y un auto para
y sólo la mujer con HIV que duerme
en la tumba de San Martin
sabe realmente qué es lo que pasa
y realmente dónde está
(que ninguna poesía
debería
empezar así)
que vivir
como escribir
es navegar en aguas inestables
(y que un comienzo
tan categórico
para un poema tan lamentable,
debería ser condenado)
y lo cierto,
(para insistir con
el discurso terminante)
es que, a veces,
ahogarse en estas aguas
no está de más.
cierro paréntesis del paréntesis del paréntesis del paréntesis ¿del paréntesis?
jueves, 1 de mayo de 2008
puedo desarmarte,
puedo desamarte,
puedo saberte herida, acechada por una bestia
en cuyos ojos siempre estoy, presente y expectante.
Puedo saberte frágil, indefensa, al borde un abismo
y rezar porque caigas caigas caigas.
puedo saberte muerta incluso
pero no puedo desnudarte
(no, con las palabras no).
Suburbios de cemento
dureza dureza dureza
firmeza firmeza firmeza
!ve lo ci dad!
!!ve lo ci dad!!
!!!velocidad!!!
y lejos,
en los jardines oscuros:
las frases de mamá,
los cantos de la infancia,
las palabras de siempre.
II
¿quién no se busca lejos de sus propias palabras,
lejos de sí mismo?
¿quién no sabe al verse desnudo en un marea
de oraciones inconclusas que vienen y que van
que lo arrojan, lo arrojan, lo arrojan, lo arrojan,
lo arrojan, lo arrojan
y lo matan
que prefiere la sangre, el dolor, la tristeza
y la muerte a la lejanía?
III
pero no me busquen:
no me busquen
y no me busques
escapé al Pacifico,
a una piedra usada exclusivamente por suicidas
y no,
no,
no,
no salté.
(no hizo falta)
IV
¿para qué?
¿para qué?
Si ahora que todo me es ajeno
puedo empezar a encontrarme.
V
ahora sí.
martes, 22 de abril de 2008
domingo, 13 de abril de 2008
yo vivo en una ciudad
de calles francesas
niños judíos
y verdulerías chinas,
donde a eso de las dos de la mañana,
siempre,
una vecina,
chillona, robusta y caprichosa,
canta canciones de reggeaton.
período pocístico
miércoles, 9 de abril de 2008
domingo, 6 de abril de 2008
plan de vida
chau. Me voy a concretar mi empresa imposible.
Los quiero mucho.
sábado, 15 de marzo de 2008
encontré dos versos
And been content to live.
"Words" - W.B. Yeats
(perdón por la interrupción pero no todos los dias encuentro versos tan acordes y necesarios)
viernes, 14 de marzo de 2008
antimonio y tartrato de potasa 40 gramos
y conocer su eco en tu garganta
cuando decís "no".
Conocer, por eso, la altura del balcón,
el ácido muriático y el cloruro de calcio.
domingo, 9 de marzo de 2008
¿quiénes son los tipos del post anterior?
tres citas de amigos mios y una aclaraciòn.
dos: un poema de H. Del Guercio. No recuerdo el título.
No sé quién hace estas palabras
ni sé quién las pronuncia pero
ciertamente presiento que existen
en la tinta que justifican
y en las hojas que habitan.
¿no son acaso estas palabras
la divinidad que ocultan
aquellas cúpulas imponentes, que predican
aquellos hombres santos que han
sembrado en el orbe la mayor de las creencias?
No.
Las palabras no multiplican,
no aciertan, no invaden,
ni hacen milagros,
simplemente esconden la verdad:
no hay dios.
Los faroles titubeantes
el cemento ardiente e inquieto,
los árboles que empiezan a cambiar de idea
y la noche que ahora nos da la espalda.
Las agujas inquietas
se aceleran
(como tus ojos)
se olvidan de su labor
y de nosotros;
sobre la calle
nuestros cuerpos desnudos
y___________desde allí,
__________(desde el otro margen)
los veo. Son
__ dos y ___son
todo
aunque dudan.
Y debajo, su espalda
de
adoquines
y los faroles de sus ____
_________________ojos.
y arder
_____arder eterno
_________infierno de dudas
_eterno_________________brillo
del fuego, ___________________del pensamiento,
de la confusión,
!Hijos de la
confusión!
¿hijos? _____________eso, justamente, no.
Pero ahora me besas y te beso
y mi espalda y tu espalda
un poema de Rodolfo Garcia
que escribe mi soledad
en otras lenguas y con
otros vocablos.
Tu cama es los vocablos
de las otras lenguas
con los que escribe
mi soledad.
Tu cama es mi soledad
que se escribe a si misma
en sus propios vocablos.
Mi soledad se hace asi misma
y es autosuficiente
como esa cama que no me necesita.
domingo, 17 de febrero de 2008
otro más
Tu voz es el sonido de un látigo,
el vuelo de una bala perdida
que perfora mi cráneo
deshace mis huesos
y los vuelve intangibles,
como tus melodías.
Deshojando todos los ojos
enfrascados en los míos
me deshace de mis otros,
me perfuma de un dolor salvaje
de un dolor inquieto e inestable
que me hace renacer
para volver a ser otra muerte,
otro látigo, otra bala y otra voz.
Lo sè: ya hay otro más dentro de mí.
blanco y con rayas verdes
Más temprano estuvo esperado el micro de la línea 159 en la parada habitual de Correo Central. Apenas llegó miró su reloj para tener consciencia de la espera que nunca era importante y, sobre todo, del horario en el que llegaría a su casa quilmeña, en el que podría acostarse en la agradable soledad de su cama en compañía de alguno de sus discos de jazz para compensar las desagradables idas y vueltas del largo día de trabajo en el Houston Bank. Su viejo reloj de pulsera le indicó que eran las 7:30 y calculo que en menos de una hora estaría en su casa envuelto en una frazada con una modesta sopa y el Ko Ko del pájaro que emitía su viejo reproductor Sony. Los primeros diez, quince, minutos los tolero con naturalidad; ya se había acostumbrado luego de dos largos años trabajando en la sucursal de Av. Cordoba del Houston Bank a esa espera que remediaba siempre con algún que otro libro o con la gratificante tarea de rememorar las discusiones del día con sus colegas del banco y convencerse de que él estaba en lo cierto y que Ferro, Gomez, Basavilbaso y Finochietto no eran más que un puñado de imbeciles incapaces de ver más allá de sus propios cubículos de trabajo.
A eso de las ocho, revisó su reloj asombrado de la impuntualidad de su micro y comenzó a preocuparse: quizás había ocurrido un accidente y el micro de había retrasado, siempre pasan esas cosas en esta ciudad. Tal vez habían cambiado el servicio de un día para el otro sin dar ningún previo aviso. No lo sorprendería para nada: ya varias veces durante estos dos años de viajes lo habían sorprendido con un aumento en el precio del boleto, una reducción de la frecuencia de los viajes y modificaciones de ese tipo. Para remediar la espera y terminar con las preocupaciones que sabía no llegarían a nada, sacó un libro pequeño de tapa amarilla que le había interesado hace un par de días cuando lo encontró en la biblioteca de la casa su padre entre incontables libros de ajedrez. Obvio algunas cartas iniciales que incluía la edición y comenzó a leer el primer cuento titulado "No".
Con tan solo unas pocas líneas leídas lo interrumpieron tres mujeres que supuso habían terminado sus tareas y se dirigían a su casa. Cruzaron delante de él, casi tocándolo pero ignorándolo por completo: dos hablaban y la tercera cantaba, bajito para ella sola. Pensó que la tercera estaba disfrutando como nadie la dicha de haber terminado un día de trabajo. En ese momento se percató de que ya no era el único esperando en aquella parada; habían llegado dos hombres más y una mujer que retaba a sus dos chicos pequeños. Se asombró de haber estado solo tanto tiempo allí; por lo general siempre había en la parada ocho o nueve personas esperando cuando él llegaba. Sin embargo, se sintió vagamente contento de tener cinco compañeros en la desgracia de esperar este colectivo que definitivamente tenía que estar atascado en algún accidente de transito en algún tramo de la autopista.
Siguió leyendo. Interrumpía su lectura cada tanto para levantar la mirada y confirmar siempre que el micro blanco y con rayas verdes de la línea 159 no bajaba por Alem hacía su parada. Cuando ya estaba cerca de terminar el cuento que no le resultó para nada destacable notó que sus cinco compañeros ya no estaban en la parada. Primero se sorprendió pero luego pensó que quizás habrían caminado hacia otra parada hartos de esperar allí. Recordó un cuento infantil que le había leído a uno de sus sobrinos sobre un colectivo amarillo que se volvía invisible al llegar a sus paradas. Miró su reloj, ya eran las 8:40. Imaginó que quizás ese era el caso de este desaparecido 159 y no tardó en reirse de su rídicula ocurrencia. Esta espera me esta haciendo delirar, pensó y pasó a reconfortarse con la idea de volver !por fin! a su hogar, a su cama y a las benditas trompetas de jazz que tan bien le hacen. Afortunadamente no estuvo mucho tiempo más en aquella parada.
Ahora, ya en su cama, relajado, luego de una modesta pero agradable sopa y de un par de discos de jazz, intenta conciliar sueño. Primero se queja del calor y decide prender el ventilador de pie. Luego gira y se mueve casi histéricamente en busca de una posición que lo ayude a quedarse dormido: de costado hacia la derecha en dirección a su equipo de música, luego hacia la izquierda mirando la pared, con la mano derecha entre las piernas y la mano izquierda debajo de la almohada, al revés, boca arriba con ambas manos debajo de su cabeza, con ambas manos a sus costados, boca arriba. Esta cansado de esta espera diaria que ya sabe no hay nada que remedie; todos las noches debe esperar por lo menos un par de horas en la cama antes de quedarse dormido invariablemente del día que haya tenido, de los discos de jazz que haya escuchado, de las pastillas o los tes que haya ingerido o de lo que haya cenado. Como todas las noches, luego de un tiempo, decide que todos esos movimientos, todos esos posicionamientos y reposicionamientos, esos caprichos con el calor o el frió no hacen más que distraerlo y alejarlo de su sueño y que lo que debe hacer es elegir una sola posición y permanecer así hasta dormirse. Terca y bruscamente gira hacía la derecha, coloca su mano derecha debajo de su almohada y mira hacía Alem por donde el micro blanco y con rayas verdes sigue sin aparecer. Piensa que lo mejor sería llamarla a su novia Amanda y pedirle que lo aloje por esta noche en su departamento sobre la avenida Pueyrredon.
sábado, 16 de febrero de 2008
la decisión
La repetición – Fabian Casas
Lo decidió aquella noche mientras, como de costumbre, tomaba un vaso de whisky (sí, eso hacia todas las noches) antes de acostarse en la cama. Mañana terminaría todo. Estaba decidido: terminarían las risas de quienes no lo tomaban en serio cuando hablaba de la muerte, terminarían los días de silencio y de soledad, se acabarían las vueltas absurdas por su departamento, se acabaría la patética compañía de su gato y sobre todo, se acabaría él.
Invirtió las horas de insomnio que, a pesar del whisky, lo atormentaban a diario en pensar como lograría su propósito. Se dijo a si mismo que no quería una muerte romántica y heroica como había soñado de joven. Los años y la decepción lo habían alejado de sus sueños de juventud al punto de odiar todo lo que alguna vez se le había pasado por la cabeza: odiaba las revoluciones, odiaba los poemas, las canciones estúpidas, las ideas utópicas, la fascinación por lo extraño, el desorden, el teatro y todas esas ideas de adolescentes (no encontré mucho más aquí). Tampoco, se dijo, debería ser una muerte solitaria que dejara en evidencia lo aburrido y patético de sus últimos años de vida. Entre esos dos extremos se debatió a lo largo de la noche tratando encontrar una solución que concordará precisamente con sus deseos finales.
Pensó primero en una muerte sangrienta y aterradora y recordó como en los últimos años de su vida había regalado mueble por mueble, libro por libro, centavo por centavo todas sus posiciones para “estar listo para morir”. Recordó las risas de sus hijos ante aquello y aquel “viejo tranquilo si te quedan muchos años” que se negaba a creer honesto. Pensó entonces que algún paralelismo: quizás, herirse la mano dedo por dedo en alguna gran reunión familiar para luego suicidarse públicamente era tal vez la forma adecuada de callarlos. Pronto descartó la idea que se acercaba enormemente a aquella exageración absurda, estúpida y puramente adolescente que tanto detestaba.
Discutió (y uso este verbo porque me aleja de cierta tristeza para los años de soledad quizás no tan próximos en tiempo pero definitivamente inminentes) consigo mismo utilizar las pastillas para dormir y dejar que éstas lo lleven a la muerte en aquel preciso momento. Pensó en salir a comprarlas y en consumirlas inmediatamente para que todo termine pronto aunque consideró que era, quizás, una muerte demasiada solitaria y demostraba una soledad demasiado evidente.
Ideo varias muertes diferentes pero no podía decidirse: cruzaría la vía del tren para que este lo atropellará, saltaría de la ventana de su séptimo piso, se dejaría ahogar por el agua caliente en la bañera. (Sus reflexiones se interrumpieron brevemente por el recuerdo repentino de un cuento que recordaba haber escrito de joven. Había olvidado su contenido pero podía verse con claridad escribiéndolo en su habitación. Pronto recordó que estaba inspirado en una declaración de Cortazar sobre como hacía terapia con sus cuentos. !Que idiotez!, se dijo) Pensó luego que la decisión era ridícula y que debería haber alguna manera de que el azar decidiera como quitarle la vida pero no encontró forma aparente de lograrlo y menos de asegurarse que esto sucediera el día próximo. Debería, se dijo, haber alguna forma de decir “me rindo” y de dejar que alguna fuerza superior acabe con todo sin que la decisión de cómo hacerlo necesitase ser tomada. Recordó que algún escritor norteamericano había dicho algo al respecto pero decidió que no valía la pena hacer esfuerzos por recordar nada relacionado a aquella estúpida perturbación de la juventud que era la literatura
Se imaginó imitando alguna muerte de algún cuento policial pero sospechó que la copia sería demasiado evidente y debelaría una antigua afición por la literatura que deseaba esconder.
Finalmente, como todas las noches, se quedó dormido.
La sección fúnebre del único diario de la zona mencionará el apellido Pappier recién quince años después. Sus familiares lloraron su muerte pero entendieron que era algo natural de un hombre ya muy mayor al que claro está más temprano que tarde le tenía que tocar.
martes, 29 de enero de 2008
florida
Llegó por error o casualidad a aquella calle enteramente atestada de turistas e imbeciles que llevaba el nombre de una península norteamericana acaso tan comercial y cosmopolita. La peatonal lo afecto por triple partida: por un lado, le contagio ese trote social acelerado e incoherente de las calles urbanas donde sobran los seres humanos y siempre faltan el espacio y el tiempo. También le infundió un odio hacia si mismo por haber terminado allí (quizás se perdió al doblar equivocadamente en Piedras o en Belgrano, no lo sabía) y un rebrote de misantropía por el descontento que le daba tener que moverse alrededor de tanta gente. Así y todo, decidió que los más prudente era continuar su camino por Florida hacía Corrientes. Allí, pensó, se sentiría mejor ubicado para llegar hasta Correo Central donde algún micro de la línea 159 lo llevaría hasta su solitaria casa quilmeña, donde podría librarse de todo aquellos repartidores de panfletos, vendedores de celulares y pulseritas de macramé para perderse en algún disco de su colección de Jazz.
Mientras caminaba, ya casi a la altura de Adolfo Alsina según un cartel que a él le indicaba poco y nada pensó que caminar por estas calles era como moverse con algo de histeria por el dial de una radio. Una disqueria atraía a los pasajeros con una canción que no pudo dejar de juzgar estúpida, un joven humilde intentaba con su guitarra una zamba que reconoció de inmediato y lo llevo a sus años de la infancia, otra disqueria buscaba seducir a los turistas con algún tango moderno, un grupo de jóvenes y no tanto intentaba una versión algo torpe de "Adiós Nonino". Se detuvo allí y los escucho por algunos segundos: la ejecución era definitivamente torpe pero un tango como aquel parecía un oasis en medio del desierto urbano e hiperpoblado en el que estaba. Siguió camino impulsado por el irrenunciable trote que le había infundido aquella calle y por la sensación que ya se haría tarde y que cuanto antes llegase a Correo Central más pronto estaría en su casa envuelto en una taza de té y en el sonido travieso e inquieto de la trompeta de Miles Davis.
Luego de cruzar Avenida de Mayo y casi perderse en la diagonal Saenz Peña, por algún motivo extraño y contrario a lo que esperaba, buena parte de los repartidores de panfletos y papeles, de los vendedores de celulares y pulseritas de macramé desaparecieron de golpe lo que lo infundió una vaga y tibia felicidad. Los seres humanos que permanecían en la calle podían reconocerse ahora individualmente y no como parte de una masa enorme de idiotas que lo había agobiado tanto un par de minutos atrás. Comenzó, más para entretenerse que por interés, a observarlos y imaginar sus vidas, sus historias, el tipo de infancia que habrían tenido, la música que escucharían al llegar a sus casas, sus aventuras de la adolescencia, sus amantes y sus mujeres. Primero se detuvo en un vendedor de relojes truchos que parecía, por sus rasgos y su forma de hablar, de origen brazileño. Este lo vio enseguida y se acerco a ofrecerle relojes de todo tipo y color. Inmediatamente negó cualquier interés con la cabeza y siguió camino pensando en como habría ido a parar ese hombre desde alguna ciudad brazileña a la calle Florida. Lo imaginó jugando al fútbol en su pueblo natal, caminando hacia su humilde escuela y pronto lo perdió en sus pensamientos. Recién había cruzado la calle J. D. Perón (según indicaba un cartel) cuando vio una pareja de jóvenes abrazados a su derecha. Uno de ellos se le acercó y le tendió un papel, pensó que sería alguna publicidad pero antes de arrugarla y guardársela en el bolsillo pudo entrever unos versos de Rubén Darío. Leyó el poema completo y pensó que serían un par de jóvenes, acaso enamorados, que creían (como él había creído en algún momento) que la poesía, que el arte podría cambiar algo, podría deshacer esa masa moustrosa y agobiante e incluso darle vida a aquella ciudad muerta. Pobres, pensó, intentan regar el desierto con gotas de agua.
Casi a mitad de cuada detuvo su mirada en cinco hombres robustos vestidos de traje y cortaba que le resultaron peculiares. Caminaban juntos y murmuraban. Al principio, la imagen le resultó graciosa pero luego se dejó llevar por una idea casi ridícula: imaginaba que estos hombres conformaban una especie de banda criminal que intencional o no terminaría acabando con su vida. Su imaginación solía llevarlo al terreno policial quizás influenciado por algunas lecturas vagas de su adolescencia. Incluso por aquellos años había intentado en repetidas ocasiones poner en palabras esos juegos de su imaginación y escribir algún cuento policial aunque había descubierto con cierta tristeza que sus cuentos no eran más que un plagio mejor o peor disimulado de los cuentos que leía. Continuo imaginándose con una sonrisa que el señor del medio - los hombres, caminaban en su misma dirección aunque un poco alejados así que podía observarlos con detalle- debía ser el líder de la banda criminal. Los otros cuatro integrantes lo observaban con admiración y envidia, y le hablaban al oido. Con cierta inocencia figuro que le decían " Ya arregle el auto con Gomez, dice que a las siete está donde arreglamos", " Acabo de hablar con Ferro, dice que está todo como esperábamos", " Me confirmó el chino que esta viniendo, que lo esperemos en Sarmiento". Se entretuvo con la idea de morir en un tiroteo, quizás cuando estos intentaran robar algún banco y el guardia de seguridad les dispárese causando la reacción de los criminales o ante el intento de estos de tomar a mano armada algún negocio o de secuestrar a algún empresario que anduviese por allí. Pero pronto llegó a Corrientes y con cierta tristeza doblo hacía su derecha camino a correo central.
Las cuatro cuadras hacía la parada de micro se acabaron pronto y aunque busco a los criminales en las veredas, en los interiores de los bancos de aquellas calles y en los pocos edificios que le resultaron importantes no logró saber de ellos. Con decepción comprendió que el crimen no existía que los cinco hombres quizás ni siquiera se conocían y que llegaría sano y salvo a su casa quilmeña a arroparse como de costumbre en su tazas de té y sus discos de Jazz. El micro de la línea 159 no tardó en llegar y con cierta fortuna pudo conseguir un lugar donde sentarse. Cansado, sacó el libro que llevaba en su mochila, lo abrió en una página al azar y comenzó a leer. Pensó que luego de un par de hojas se quedaría dormido y, como era costumbre, despertaría ya cerca de su casa. Leyó: En el Hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que un café en la calle Brasil (a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente. Pronto la lectura y él acabaron juntos mientras escuchaba con los ojos cerrados, acaso en su imaginación la voz de uno de los hombres que decía a su celular: "Sí, jefe, ya esta".
jueves, 17 de enero de 2008
existimos
Todavía puedo ver tu cara,
Aún no es dato de historial,
ni expediente ni referencia,
ni experiencia.
Aún no es analogía de muertes anteriores
o posteriores.
Aún no es prueba ni argumento,
ni ejemplo, ni reflexión de nada.
Aún no es razón.
Aún existimos.
(inspirado en la segunda parte de un poema terriblemente malo escrito por mi a principios del 2006 que devino en este poema simplemente malo)
ausencia
la apabullante labor de arrimar
a álamos, a aromas y a alcauciles de aquellos años,
a mi?
Es arduo y angustiante almacenar a aquellos años alejados,
amenazantes y armodazantes por añorados
que me amasaron como a arcilla,
achicaron, alargaron, y accionaron mi alma
para luego aventarse
sin anchas alas adonde aferrarme,
arrojándome, aislándome, asilándome,
apartándome, asustándome, apaleándome
apenándome, atormentadome, apesadumbrándome,
desarmándome y desamándome
en la AUSENCIA.
miércoles, 16 de enero de 2008
palabras muertas
A Alejandra
Alguna palabra que me ampare del viento,
alguna verdad pequeña en que sentarme,
y desde la cual vivirme,
una frase solamente mía
palabras que fueron
que cayeron
que sangraron
que sudaron
y murieron en boca de otros.
Sólo encuentro palabras muertas
que ya han sido pronunciadas por otros
que también hallaron palabras difuntas,
palabras que no me pertenecen,
palabras que dicen
pero no me dicen,
palabras lejanas.
lenguajes remotos
de aquel otro lado de la noche
donde Ella las abraza.
Ella,
Ella también esta muerta
con todas las palabras
que la ataron para siempre.
Con todas la palabras,
que son sólo suyas.
jueves, 3 de enero de 2008
divisorias de aguas
las reflexiones y los balances
son las ilusorias
divisorias de aguas que,
con festejos y alegrías
hemos dado a llamar meses, años, días...
Vanas divisorias que hemos creado
con el pretexto inútil de ordenar
este rio, que no parece cambiar
que fluye pero no desemboca, jamás, en el mar.
Inservibles nombres, ridiculas formas de la esperanza,
patéticas construcciones del orden y su ilusión,
vagas e inexactas palabras que desconocen el tiempo y sus causes,
mentiras que hemos creado los hombres para negar la continuación
como si ayer no fuera siempre hoy.